Hillary, Chelsea y Bill Clinton en la presentación de la CGI
Dentro de poco más de un año serán las elecciones de mitad de mandato en EEUU, en las que se renueva parte del Congreso y del Senado. Quienes parten con opciones para las presidenciales de 2016 ya empiezan a marcar el terreno y atraer a partidarios con los que puedan pactar en Washington. La presentación de la nueva etapa de la fundación familiar Clinton Global Initiative (CGI) ha servido para que Hillary deje clara su hoja de ruta:
1- Refuerzo del papel familiar. Si hay un recuerdo del que Bill Clinton no podrá desligarse en su vida es el de sus relaciones, en el despacho oval, con Monica Lewinsky. El ‘affair’ con la becaria dañó para siempre las relaciones con Hillary, con quien ha mantenido una convivencia formal, pero con carreras profesionales distantes desde la campaña de 1992. Ahora, en esta nueva fundación, se han congregado los padres… y su hija Chelsea, que lleva años implicada en los proyectos de la CGI. Si algo necesita un candidato en EEUU es el respaldo de la familia, dar imagen de armonía y buena relación familiar, al margen de los deslices anteriores. Una campaña al margen de Bill Clinton hubiera sido un flanco débil para sus oponentes demócratas o republicanos.
2- Objetivos claros y cercanos. La labor de Hillary Clinton como Secretaria de Estado en la Administración Obama ha dejado clara su experiencia en asuntos internacionales. Ha sabido combinar firmeza y diálogo en los momentos precisos, dejando un buen sabor de boca. Pero ahora debe demostrar que conoce los problemas reales de los votantes americanos. Y ahí ha centrado los objetivos de su fundación: desarrollo de la mujer, ayuda a las niñas, pobreza y salud. No hay más que consultar el programa del próximo Meeting de la Fundación, que arranca el próximo 23 de septiembre, para comprobar el foco de la CGI.
3- Organización. No se llega a la Casa Blanca por una grata sonrisa, ni por tres frases ingeniosas. El camino hacia el centro del poder en EEUU pasa por ir ganando aliados, líderes locales en cada uno de los 50 estados de la Unión. Poder contar con una fundación que reúne a 351 empleados es un lujo. Y más cuando entre ellos se encuentran algunos de los colaboradores de Bill Clinton en la Casa Blanca o de Hillary en la secretaría de Estado. Cada semana hay reuniones del equipo directivo para fijar agenda y estrategia a corto y medio plazo.
4- Evitar la ‘sobreexposición’. A más de tres años para las elecciones presidenciales uno puede quemarse antes de tiempo. La labor en una fundación de fines altruistas permite modular las apariciones públicas, siempre ligadas al perfil que quiere reforzar antes de presentar formalmente su candidatura. El no desempeñar una función política le permite eludir aquellas cuestiones que le puedan perjudicar o que supongan establecer posiciones que más adelante no pueda, o no deba, defender. Todo un acierto para manejar la comunicación política.
5- Canalizar las donaciones. Las primarias y la propia campaña electoral en EEUU suponen una sangría de dinero millonaria. Y ese dinero no lo pone el partido, se lo paga cada candidato. Hace meses recordé en ElConfidencial.com el dinero que se gastaba cada candidato al Congreso y la célebre frase del histórico político de Ohio, Mark Hanna: “Hay dos cosas importantes en política. La primera es el dinero y no recuerdo cuál era la segunda”. Poder contar, desde tres años antes, con una fundación fuerte, puede ser una plataforma ideal para lanzar la candidatura de Hillary en el momento preciso. Todos los resortes de la fundación se pondrán al servicio de la líder que, a día de hoy, tiene más papeletas para aspirar a la presidencia.
Es muy pronto para predecir lo que sucederá en 2016. Pero si hay algo claro es que Hillary tiene un plan, digno de estudio entre los interesados en Ciencias Políticas.
antibobalizacion
antibobalizacion 