Rosi en el dispensario de Bikop, en Camerún
Desde hace más de quince años, Rosi García, doctora en Medicina y religiosa, atiende a miles de enfermos en Bikop, una aldea de Camerún. La malaria y el sida son sus principales enemigos, pero el personal sanitario también ayuda en los partos e interviene en todo tipo de enfermedades, ya que es el único dispensario médico de la zona.
En las últimas semanas, Rosi ha cambiado de escenario. Su experiencia ha sido muy valiosa para colaborar en un campo de refugiados del norte de la República del Congo, en Masisi, una zona castigada por luchas guerrilleras en los últimos años. El retrato que nos hace de la zona no es el de un ingenuo cooperante ávido de aventuras y experiencias. Tiene el valor de provenir de alguien que lleva trabajando en África casi dos décadas y por eso estremecen aún más estas líneas:
«Todavía no domino los nombres de los campos ni exactamente quién ataca qué parte de este mundo para provocar de nuevo desplazados o que sigan sin volver a sus casas por la inestabilidad y el terror que en ellas viven. Justo encima de nuestra casa hay un centro de Cáritas que intenta reintegrar a los niños soldados que recuperan, muchos recogidos por esos grupos armados que roban, destrozan y les quitan a sus hijos».
«Ya hemos empezado la formación y el control de los casos de malnutrición en los campos y hemos hecho un programilla para intentar recuperarlos con leche y cereales fáciles a encontrar aquí. La formación la doy a las mujeres y hombres de los grupos de alfabetización y de Corte y Costura que hay en los campos. Más del 85% de las mujeres no saben leer ni escribir en swahili y es una oportunidad de ayudarles y de aprovechar estas circunstancias no muy buenas, de la vida».
«Con la Angelina, una señora que lleva la formación de estos grupos pusimos los temas que les podían interesar más : Sida y ETS, Higiene, y Nutrición y malnutrición. Con las técnicas modernas que llegan hasta estas esquinas del mundo lo hemos hecho con presentaciones y un video en lengua local del Sida muy bueno la verdad. Da gusto el mundo que se les descubre y lo bueno que es que puedan entender un poco más lo que viven. Te acogen siempre con un KARIBU, bienvenida y con la alegría de recibir algo, gente que muchas no llegaron a poder hacer ni la escuela primaria. Normalmente aprovechamos las Escuelas secundarias que JRS ha construido llenas de polvo y sencillas pero prácticas. Y los niños que al llegar te sonríen y buscan por donde meter la nariz para ver algo aunque sea por las rendijas de la madera de los muros…algo con que salir cada día».
«Para los niños buscamos un programa de control de crecimiento e hicimos un cuadernillo simple para registrar los datos en los campos. Por el momento lo hemos hecho en dos. Con los medios que encontramos: una balanza de pesar clavos, un paño como saco, un metro de costura sobre la mesa del director de la Escuela Primaria, el único que tiene mesa. La verdad es que las madres enseguida colaboran y nos traen a la montaña de niños de menos de 5 años que hay…, por todas partes niños, con sus enormes tripas, delgadines y… ¡con miedo a los blancos! Un lío de llantos, medidas y en 3 horas todos listos».
«Al controlar los datos en casa nos damos cuenta que hay un mayoría de malnutrición crónica, todos bajitos y con poco peso, y una serie de reales caos de malnutrición. Uno unos graves nos los trajimos al hospital de Masisi que trabaja el Gobierno junto a Médicos Sin Fronteras. Es la consecuencia de tantos años de inestabilidad, de vivir en un campamento de desplazados sin tierras propias a cultivar y un hijo tras otro. Ya que la tierra es fértil y hay de todo en esta zona: agua en abundancia, sol, frequito por la noche, verduras, frutas , legumbres abundantes ( son típicas las alubias), carne de vaca, leche, tubérculos…Pero si yo estoy fuera de mi tierra, vivo en 1,5 m cuadrados y trabajo para otros para poder tener algo para comer, es normal que al final mis hijos acaben con malnutrición».
«Viajar por medio de estas montañas y valles interminables, de caminos de tierra y puentes de tablas o troncos de madera te hace pensar en hasta que punto el ser humano podemos crear situaciones de sufrimiento en una realidad tan bella y rica, solamente por codicia y poder. Como somos capaces de cegarnos y de justificar lo que hacemos o no hacemos. Y como tantas historias de tribus, en el fondo de no aceptar la diferencia, son el origen de muchas luchas sin término».
«Y las caras sonrientes de mujeres, niños y abuelitas, te hacen relativizar tantos problemillas que vivimos pero que no tienen más importancia de la que le demos y cómo los vivamos. ¿No? Si en medio de la nada puedo reír, jugar, disfrutar, gozar y alegrarme simplemente de un saludo, unas cosquillas o de una visita… ¿Cómo no gozar de todo lo que tenemos y sobre todo de las personas que tenemos a nuestro lado y del cariño que recibimos cada día?»
«ES UNA LOCA… YA SE SABE»
«Y en medio de días organizados, más o menos con las circunstancia de la vida: un puente roto, un camión atascado en la ruta… nos sorprenden las urgencias, como una pobre loca desplazada de su pueblo natal, sin familia y con un recién nacido (probablemente hijo de algún soldado) al que balanceaba en el mercado agarrándole por el brazo. Nos la trajimos a casa, la bañamos y vestimos, la tranquilizó Regina , y alimentamos al bebe a la cuchara pues no quería darle a mamar. Y les llevamos al hospital pero hoy, cuatro días después ya está en la calle de nuevo y sin tratamiento psiquiátrico ni nada, a pesar de decirles que el servicio social tendría que hacer algo con su bebé y con ella…Es una loca y ya se sabe , nos contestaron a Regina y a mí»
«No sé si os conté que ya somos cinco. Inés, la religiosa Esclava, y Felipe, jesuita, ya llevan una semana aquí. Felipe está montando un taller de todo para enseñar a los jóvenes un oficio, carpintería, electricidad, fontanería…, es una maravilla. E Inés coordina y organiza todo y nos trae las noticias de sus reuniones con las autoridades, las otras ONG, y las decisiones de a donde se puede ir o no».
Rosi García / Médico y religiosa de las Esclavas del Sagrado Corazón / Masasi (Congo)
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